jueves, 3 de diciembre de 2009

EL ARTE MONUMENTAL

DE ERNESTO RÍOS

POR BERTA TARACENA

VOCACIÓN Y DISCIPLINA

El muralista Ernesto Rios se inclina por este género de expresión plástica, no únicamente por el sentido monumental de su estructura sino porque encuentra por esta vía una manera directa para compenetrarse con el pueblo de México incluyendo su identidad polivalente en la concepción global del mundo de hoy.

Gran dibujante, escultor y pintor, Rios inicia desde 1986 su obra mural en diversos sitios y monumentos de la república descubriendo ya desde estos primeros trabajos extraordinaria habilidad de ejecución para el arte público. Su primer mural titulado “Pasa hombre” (Temple, 28 m2) plasmado en el Templo de Santo Tomás de Aquino de la ciudad de Oaxaca, lo distingue como un artista genio para esta disciplina y señala su gusto por el tema del hombre y de la vida mexicana, a saber, el pueblo, sus ocupaciones, sus fiestas, su modo de vivir, sus luchas, sus aspiraciones, su geografía, su naturaleza, síntesis que integra cosmología y filosofía para animar y dar estructura a su obra mural.

A la fecha, en más de veinte murales realizados por el artista el espacio arquitectónico, urbano y geográfico ha resultado variado y diverso pero Rios resuelve los problemas del lenguaje mural en dichos ámbitos y superficies (Oaxaca, Culiacán, Guamúchil, Acapulco, Chilpancingo, Mazatlán, Colombia) de acuerdo con diseños geométricos y escenas naturalistas cuyas imágenes principales corresponden a los lineamientos básicos establecidos para crear una expresión original y singular por su forma y contenido.

Discípulo y ayudante de muralistas como Arturo García Bustos, Arturo Estrada, Rina Lazo y Enrique Estrada, Rios adopta como método de trabajo resolver paño por paño como parte de un detallado plan que puede interpretarse fragmentariamente o en su conjunto tal como ocurre en las siguientes importantes obras:

Desarrollo y transformación académico-revolucionaria (Fresco desmontable 24m2, 1988) Biblioteca UAS, Guamúchil.

Historia, deporte, cultura y recreación, Parque Ernesto Millán, Culiacán 1989.

Creación de la idea (Acrílico sobre lienzo, 20m2) Casa de Gobierno José Francisco Ruiz Massieu, Chilpancingo, Gro.

Resurgimiento de la Medicina Municipal (Mixta sobre lienzo, 70m2 1991) Dirección Municipal de Salud, Acapulco, Gro.

Mocorito. Una historia, una familia (Acrílico desmontable, 1995) Sala Academia de la Cultura Hernández Tyler, Culiacán.

Granito de Oro (Acrílico desmontable, 34m2, 2000) Ayuntamiento de Mocorito, Sin.

Culiacán. Raíces históricas y culturales (Acrílico desmontable, 15m2, 2002)

Agua de vida (Escultopintura, cerámica exterior, 50m2, 2004) Country Club JAPAC, Culiacán.

Adiós Polio (Escultopintura, cerámica exterior, 77m2, 2005) Boulevard Enrique Sánchez Alonso, Culiacán.

Esencia del Espíritu (Acrílico sobre lienzo, 25m2, 2007) Auditorio Universidad Surcolombiana de Neiva, Huila, Colombia, entre otros murales más.

El diseño de estas obras es siempre el que exige la pintura monumental y la arquitectura del edificio la cual cobra nuevas dimensiones convirtiéndose sus imágenes sobre historia, cultura, humanismo, naturaleza, geografía y otros de gran multiplicidad y movimiento en impactante aportación visual gracias a su técnica y a su significado.

Todo en suma, en esta etapa de la obra mural de Rios nos habla un gran artista capaz de expresarse con formas sintéticas y originales, estructura intelectual a la vez clásica y moderno, libre geometrismo, líneas fluidas de composición, imaginación aguda, y sentido actual del tiempo.

Respecto al colorido desarrollado en estos espacios y en otros posteriores, puede decirse que Ernesto Rios es un artista sensible al encanto de los tonos sutiles y hábil en modelar el blanco con el blanco. Asocia a los azules puros y a los verdes y los sienas –trabajados en veladuras mediante toques horizontales de materia fluida- tonos locales, sonoros y consistentes como esmaltes, de naranja, carmín, ocre dorado y negros vid, extendiéndose por ellos (también en su obra de caballete y retratos) resplandores de rojo fuego, azul, amarillo o ese almagres morado que es una tierra de óxido de hierro muy mexicana. Se trata de gamas ardientes o heladas, de modo que no solo la pericia sino también lo fantástico conforman el lenguaje plástico de este gran artista.

Otra de sus disciplinas preferidas es el retrato expresión a través de la cual Ernesto Rios se ha convertido en un destacado maestro tallerista para trabajar efigies, con motivo de lo cual ha recorrido casi todo Sinaloa, a saber, Mocorito, Concordia, Badiraguato y El Rosario, analizando con sus alumnos la mejor forma de retratar personajes ilustres y personas comunes y corrientes así como el autorretrato, para desvelar el apasionante enigma de plasmar la figura humana que ha intrigado a todos los artistas del mundo a través del tiempo.

Además de pintor, filósofo y escritor, Ernesto Rios es músico y compone corridos sinaloenses. Su hijo Ernesto Rios López, ha escrito sobre su padre lo siguiente:

“Cuando abrí los ojos a la vida y tuve razón de lo que veía, me pareció ver un hombre dando pinceladas cerca de mí.

Era mi padre, quien desde que tengo uso de razón, no ha dejado de pintar. Creo que se le podrá olvidar lo que sea, pero de su cerebro jamás se apartarán las imágenes y el sabor del color.

Lo vi treparse en andamios, subir y bajar, destruir y construir lienzos; además pasando las noches alternas escribiendo y sonando la guitarra, componiendo canciones y cantando.

Estoy seguro de que le hubiera gustado tomar cualquiera de estos caminos, pero del que no puede jamás liberarse es el de la pintura”.

OBRAS RECIENTES

Durante el periodo 2008-2009 Rios ha concluido dos importantes murales para el Mazatlan International Center (antes CECOMA, Centro de Convenciones y Exposiciones de Mazatlán) titulados: “Sinaloa Siglo XXI. Fusión Histórica de Dos Razas (5 x 7 acrílico desmontable) mural para el interior del edificio; y “Desarrollo Histórico, Económico y Turístico del Mar de Cortés (escultopintura mixta, cerámica, cantera y herrería desmontable) obra para la fachada exterior con estructura de 115 paneles de concreto desmontables de 3 x 5 m cada uno para un total de 1700 m2 de superficie escultopintada de 25 m de alto por 70 m de largo, plástica heroica que contribuye tanto por su temática como por sus dimensiones a enriquecer el espléndido corredor cultural del Pacífico Mexicano que se extiende a través de museos, galerías y diversos eventos artísticos y deportivos, por Colima, Puerto Vallarta, Nayarit, Sinaloa y Sonora, hasta Baja California Sur y Norte y el Mar de Cortés.

En el mural interior, Rios desarrolla temas de lo antiguo y lo moderno a base de planos que se suceden yuxtapuestos y sobrepuestos. Los niveles curvos o verticales resultan también elemento principal contribuyendo a la dinámica del relato, en tanto que vivos escorzos e ímpetus alcanzan la mayor unidad y la mayor fuerza expresiva para plasmar la idea fundamental para la historia de México, de la fusión de dos grandes razas (la indígena y la hispana) con el característico estilo de Rios, elemental, intenso y expresivo.

Por lo que se refiere al gran muro sobre el Mar de Cortés, en esta obra, Rios logra una serie de imágenes excepcionales que integran una aportación importante y trascendente para el arte contemporáneo.

El mítico Mar de Cortés habitado en sus costas por antiguos pescadores antes de la llegada de los misioneros españoles en el Siglo XVI, resulta motivo mas que fecundo para el desarrollo de este mural. La pesca ha sido factor importante en la ceremonia de la región a la que ahora se añade el turismo atraído por la riqueza ecológica del área que va desde El Corredor de Los Cabos en el sur, hasta San Felipe y el Valle de Los Gigantes en el norte. No en vano el explorador francés Jacques Cousteau descubridor de los tesoros marítimos del planeta tierra declaró que el Mar de Cortés es el acuario del mundo, ya que se trata realmente, a escala mundial, de uno de los lugares más impresionantes por su geografía, su belleza y su explosión de vida.

Con estos elementos ricos y diversos Ernesto Rios ha construido una obra importante en la que fascina el equilibrio de formas y colores en armonía con la brillante luz solar matutina y la intensa sombra vespertina provocadas por la orientación del edificio.

Los 115 paneles de cerámica, cantera y hierro alojan majestuosamente expresivas relaciones de tonos y figuras realzadas por originales modos de toque en los que el empleo de materia translucida se contrapone escultóricamente a materias corpóreas que permanecen opacas creando un escenario impactante de luz y sombra, claridad y misterio, inquietud y certeza que contribuye a definir el lenguaje plástico de Ernesto Rios como poco común en el panorama plástico de estos tiempos.

Lo figurativo encanta como alusión en estos paneles dominados por enormes manchas de vibrantes colores –rojos. Azules, verdes, dorados,- exuberancia cromática cuya extraordinaria luminosidad contrasta en tramos con un fondo mas apagado y ambiguo, como ya se dijo.

Contemplando el muro panorámicamente se comunica una tensión muy impactante, entre las manchas de colores sólidos y la superposición de líneas y planos casi caligráficos que parecen evocar los diagramas científicos de tantas investigaciones que se llevan a cabo hoy día, y que desbocan la fantasía del espectador. El espacio visual parece seguir su propia lógica, la perspectiva resulta desorientadora, sugerente y el que mira tiene la impresión de que la composición prosigue más allá de los límites que establece el marco, ayudada por el ambiente del entorno.

En esta obra, como en murales anteriores, el paisaje y la historia continúan siendo puntos de referencia aunque no sólo en un sentido realista o lírico, sino también conceptual y abstracto, que deja al público completa libertad de interpretación.

Aun así, cabe subrayar que ecológicamente esta obra sugiere la necesidad de preservar los tesoros de la tierra, mares y costas, bosques y sierras, cuencas, ríos desiertos, atmósfera, santuarios de flora y fauna, en suma, todos los ecosistemas que contribuyen a hacer posible la vida humana en el planeta que habitamos.

BERTA TARACENA

Historiadora y Crítica de Arte

No hay comentarios: