jueves, 23 de julio de 2009

ARTE Y PENSAMIENTO
DESMATERIALIZACIÓN
(Tercera parte de 5)

Busqué al creador. Pero no salí del planeta. Qué caso tiene salir del planeta sin salir del ordinario estado de ánimo. Yo estaba desnudo. Sin mi carne.
Caminé con los hombres de la tierra y llegué a los ángeles del cielo, y pedí permiso de pasar.
Con los hombres no me detuve a platicar, pues no pudieron darme señal, y me quisieron deprimir.
Con los ángeles abrí paso pero me pidieron muchos papeles, esperanza, fe, amor, paz… tampoco con ellos me detuve, pues yo buscaba al jefe; pero él me dijo: regrésate, en un minuto estaré contigo.
Desperté de mi trance, agonizando. Una viejita me curaba las heridas, y entonces entendí la presencia del creador en aquel momento a como él me lo dijo.
Aparecí otra vez con mi vestido de carne. Accidentado.
Venía por el camino de la inocencia, pasé por la vereda de la ignorancia, me topé con la desesperanza; que me aventaron al sufrimiento. Pero éste me llevó al conocimiento el cual estoy caminando y en esa dirección brilla en el horizonte la sabiduría y detrás de todo esto la eternidad.
Gracias. Gracias por el accidente que me hizo al fin reflexionar.
Es bueno saber que esta situación difícil y embarazosa, es el grano de oro en mi desarrollo mental de entendimientos.
La sabiduría es el resultado del sufrimiento procesado con inteligencia.
El ser humano vino a éste mundo a sembrar, cosechar y comerse el fruto. Pero después, su ser sale de su vehículo físico y asciende, llevándose sólo el conocimiento, con la única idea de la armonía y la eternidad.
“Que tu cuerpo no te arrastre a las profundidades, mejor tú condúcelo a las alturas.”
A este mundo vinimos a formarnos no materialmente porque la carne no puede transitar mundos espirituales, pero el espíritu si recorre incansablemente los senderos más complejos de la existencia.
Cuando ya entendamos que lo más importante es el espíritu, y le demos su importancia, entonces ya no regresaremos a este mundo.
Escuché de nuevo las palabras del creador:
El cuerpo biológico superficial, le hace creer a tu ser esencial que eres hombre o mujer, pero en realidad no eres menos que un ser espiritual virtuoso. Tu cuerpo biológico es un vestido pasajero que no deja que veas tu esencia.
Evita que tu vestimenta y tu superficie corporal física eleven tu ego, pues eso no eres tú. Estás debajo de ese vestido, y ese cuerpo mortal. Eres un ser eterno sujeto a la ignorancia o la sabiduría, según tu deseo central.
Pero yo aún estaba accidentado, como suicida. Y por un rato fui el hombre más carnal del mundo. La carne es débil.
Un alma feliz en un cuerpo adolorido, una mente pobre en un cuerpo rico. Van coincidiendo las penas con los conflictos, confluyen las tristezas y las depresiones. Todo revuelto cae en un agujero oscuro removiendo carne y sangre viva, y al final, a ese jugo, se le llama sabiduría.
Tengo pies sanos, pero mi mente me hizo inválido. Tengo vida, árboles, comida, flores, pájaros, casa, hijos, carros; pero mi mente me condenó al suicidio.
Y me dije: Ay mente, cantas, vuelas, ríes, creas, amas. Tú no necesitas un cuerpo, ya déjalo y vete al paraíso.
Tomé mi mente y me la puse. Aparte el cerebro de mi mente. Y puse mi cerebro en un ataúd lejos de mí.
Recordé mi vida, la primera vida, el accidente. La segunda el suicidio y la tercera la explosión.
Trabajé mucho. De tanto trabajar, un amigo mío se hizo rico. La empresa explotó y con ella nosotros. Yo caí desnudo en un campo de libros, flores y amigos; pero él cayó vestido en un desierto sin agua y con sed.
El verdadero conocimiento no es el que aprendemos en la escuela, ni tampoco la profesión que nos da de comer, éste es barato. El verdadero, es caro. No se puede comprar, se obtiene con sufrimientos, con situaciones difíciles.
Insisto, en este mundo no hay sabios, solo aprendices, solo aquel que regresó de la eternidad para mostrarnos el camino. Sólo él.
Venimos a esta vida y no entendemos a qué, y tenemos que regresar, reencarnar, hasta que entendamos que la vida no es la gran oportunidad de vivir; es una escuela, de enseñanza, de tropiezas, llantos, enfermedades y de sonrisas y lindas emociones.
Se da por etapas, aparentemente largas. Hoy eres niño y mañana abres los ojos y ves las arrugas, el tiempo de prisa y la vida se acabó de pronto.
Las arrugas empiezan a preguntar el nuevo rumbo. ¿Qué hay después de la vida? ¿Otra vida? ¿Mejor? ¿Peor? ¿Más larga y hermosa? Sí. Sólo es un paso, y se llama desmaterialización. Solo hay que saberlo y creerlo. Su intención no es darnos una probadita de existencia; somos sus hijos y nos ofrece eternidad…

CONTINUARÁ